Ignatius

En mis pasadas vacaciones no planifiqué bien mis lecturas, con lo que tuve que improvisar con ciertas prisas qué llevarme en la maleta para casi cuatro semanas fuera de casa.

Esto es, obviamente, una mala práctica. Me refiero a lo de no planificar la lectura; lo de tomarse cuatro semanas de vacaciones es altamente recomendable.

Dos de los libros que seleccioné con prisas los encontré en mi casa perdidos en no sé qué rincón. Tenían en la primera página el nombre de un familiar (y amigo) pero no estaba seguro de haberlos leído. Ahora concluyo que alguna vez se los pedí con la sana intención de leerlos, pero dejé olvidada esa buena intención en algún rincón de mi mente. Así que entre el rincón de mi casa y el rincón de mi memoria me había estado perdiendo un buen placer.

Pues bien, esos dos libros son dos "joyitas" de la ciencia ficción, con los que la improvisación me ha regalado estas vacaciones. Se trata de "Fundación" y "Fundación e Imperio" de Isaac Asimov.

Poco puedo yo aportar a la Saga de la Fundación que no hayan dicho ya muchos, por ejemplo Wikipedia. Lo que sí me resulta destacable es que Asimov pergeñó esta historia en los años cuarenta, aunque como novela se publicaron en los cincuenta, ya que el texto original se presentó como cuentos en una revista en fascículos. Y no es tanto el aspecto de tecnológico que toda ciencia ficción conlleva el que resulta más sorprendente, aunque lo es porque no ha perdido demasiado a pesar de los años. Lo que más me ha gustado es la fascinante idea de la matemática de la psicohistoria que el personaje de Hari Seldon domina tanto. No es este el sitio ideal para explicarlo, así que recomiendo aprender sobre psicohistoria leyendo Fundación.